El cabello humano no tiene regeneración propia y ninguna sustancia es capaz de propiciar lo contrario, por lo tanto, a pesar de la complejidad química de sus componentes, son los más simples, aquellos que menos propiedades regenerativas dicten en las etiquetas de los envases de champú, los que valen la pena comprar.
Ni la marca, olor o textura garantizan la calidad de un producto de belleza que se venda en un supermercado habitual. Por lo general, las personas suelen escoger champús en que sus etiquetas dicen “reparador de daño”, aunque puede que no cumplan las expectativas del usuario.
No obstante, en estos productos existen un factor importante que son sus componentes. Dentro de estos componentes que pueden resultar nocivos, se encuentra el sulfato de sodio, sustancia que se integra en los productos de higiene y belleza para hacer espuma al tener contacto con el agua. Esta sustancia elimina la grasa que se acumula en el cuerpo, pero también destruye los lípidos naturales que nuestra piel genera para defenderse de forma natural, por lo que es irritante para la piel humana.
Además, puede causar problemas de resequedad, irritación del cuero cabelludo y caspa. Irene Araya, dermatóloga del Hospital de la Universidad de Chile explica que “En general pueden producir dermatitis de contacto irritativas o dermatitis de contacto alérgicas”.
La especialista señala que en sí, los productos cosméticos que venden en supermercados, no se trata de tratarlos como malos, porque se venden un lugar que tiene la autorización para hacerlo. “Para que un producto cosmético sea comercializado en nuestro país, se requiere de una autorización sanitaria dada por el Instituto de Salud Pública y está contenida en un Reglamento del sistema nacional de control de cosméticos. Estos productos cosméticos o de higiene personal, están orientados a personas de piel sana y no está permitido que se promocionen como medicamentos”, afirma.
De acuerdo a dicho reglamento, todos los ingredientes cosméticos deberán cumplir las especificaciones de calidad que se definan en estos listados. “La publicidad o promoción por cualquier medio de los productos cosméticos deberá conformarse a la naturaleza del producto y respetar la finalidad cosmética declarada en el registro”, indica el documento.
Para la dermatóloga, algunos de los componentes que podrían ocasionar algún daño, incluyen “perfumes o fragancias, parabenos, isothiazolinonas de toallas desmaquillantes, parafenildiaminas de las tinturas de pelo y cosméticos, entre otros, ya que pueden generar alergias en pieles más sensibles. Por eso estos productos se recomiendan a personas sanas”.
Ingredientes que podrían ocasionar daños
Según indica el Instituto Español del Pelo, existen tres componentes que deberíamos evitar a la hora de comprar un champú o acondicionador: siliconas, parabenos y sulfatos.
Sulfatos: los sulfatos son detergentes que están presentes en muchos champús, jabones, geles de baño y pastas de dientes. son excelentes limpiadores que disuelven la suciedad. Hacen espuma y esto suele gustar porque la asociamos a la limpieza.
No obstante, no sólo quitan la suciedad del cabello y la piel, sino que también arrastran sus grasas naturales. Por eso se recomienda usar una pequeña cantidad de champú, lavar el pelo masajeándolo y seguidamente aclararlo con agua.
Los sulfatos pueden provocar en las personas con el cuero cabelludo muy sensible o bien alérgicas a este componente sequedad e irritación. Si bien no hay una clara evidencia de que los sulfatos sean perjudiciales para nuestro cabello, se recomienda optar por uno más natural.
Parabenos: son conservantes que se encuentran entre los ingredientes de champús, acondicionadores, geles de ducha, cremas y muchos otros productos cosméticos, y evitan que aparezcan microorganismos, hongos o bacterias y de este modo aseguran una correcta conservación del producto.
En una investigación realizada por la University of Reading, se relacionó a los parabenos con el cáncer de mamas debido a su capacidad de imitar la hormona femenina, estrógeno. No obstante, los resultados no fueron concluyentes, aunque los especialistas recomiendan utilizar productos libres de este componente.
Siliconas: las siliconas son un compuesto químico formado por átomos de silicio y oxígeno. No tienen olor ni color. Están presentes en gran cantidad de productos cosméticos capilares como champús, mascarillas y acondicionadores. Aportan brillo, suavidad y grosor al pelo. Hay siliconas hidrosolubles, las que al mezclarse con el agua se deshacen, y las insolubles que por su composición química son difíciles de eliminar.
Si bien el efecto luminoso y suave del cabello solo es externo, en realidad las siliconas no mejoran la salud del pelo porque actúan como una máscara. Por otro lado, aunque ayudan a proteger el pelo de las agresiones del frío, el sol y el medio ambiente, funcionando como una capa protectora, impiden que otros cosméticos o bien un tratamiento capilar penetre en el pelo.
Desde el Instituto Español del Pelo, indican que siempre que tu pelo esté sano puedes continuar con el uso de siliconas hidrosolubles o bien cambiar a otros sin silicona. Si tienes el pelo muy graso, es mejor que uses productos sin silicona porque puede provocar la aparición de más sebo natural.
Sin embargo, la dermatóloga Irene Araya sostiene que si ha manifestado cuadros alérgicos previos, es mejor consultar al especialista.
Fuente: BioBioChile