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Parque Nacional Pan de Azúcar redescubre su pasado minero gracias a un trabajo audiovisual

El proyecto fue financiado por el Fondart y patrocinado por la Conaf cuenta la historia de la minería en lo que ahora es un área silvestre protegida.

“La herencia minera en el Parque Nacional Pan de Azúcar”, es el nombre del segundo documental audiovisual realizado por al geógrafa Simone Bezamat, donde cuenta la importancia que tuvo el lugar para minería local y nacional, en una época en que Chile ejercía soberanía a través de la existencia de un puerto de descarga de minerales.

El proyecto fue financiado por el Fondo Nacional de Desarrollo y las Artes (Fondart) del Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio y patrocinado por la Corporación Nacional Forestal, Conaf. Fue dirigido por Felipe Arancibia y contó con la participación de historiadores locales, como Nelson Olave director del museo de Chañaral.

“Actualmente yo cumplo 41 años en esta caleta y nosotros éramos muy ignorantes en esos tiempos, habían cosas muy buenas acá pero en la ignorancia de uno, no sabíamos apreciarlo”, afirma Pedro Guerra, habitante de la caleta quien agrega que “este video nos permite ir redescubriendo,  rescatar todo lo hay y conservarlo para poder mostrárselo a los hijos, los nietos y bisnietos más adelante”.

Para Víctor Cisterna, el rescate del patrimonio cultural inmaterial ha resultado de gran relevancia para la gente de caleta Pan de Azúcar. “Hoy la gente está mucho por saber de los lugares y la historia que tiene y esto es un aporte de que aquí no es solo playa, también hay una historia de trabajo y sacrificios de nuestros antepasados que se refleja en este documental”, señala.

“Considero relevante que la comunidad de Chañaral y especial la región de Atacama, conozca e identifique el patrimonio natural y cultural del Parque Nacional Pan de Azúcar, a través de este registro audiovisual que recopila la epopeya de la minería en el parque. Este producto suma a otros patrocinados por la corporación que van aportando relato y un contexto histórico para que la gente comprenda las riquezas que se están buscando conservar”, dijo el director (S) regional de Conaf Boris Burgos.

Contexto para la educación ambiental

Para José Luís Gutiérrez, administrador del parque nacional a cargo de Conaf, esta clase de trabajos audiovisuales son un gran aporte en materia de conservación, “las historias nos dan contexto y argumentos para trabajar la educación ambiental con las personas”, afirma.

Hasta la fecha se han realizado dos documentales con la investigadora Simone Bezamat, el primero se estrenó el 2018 y lleva por título “Somos Changos”, también existe registro realizados por guardaparques y alumnos en práctica, junto a una campaña en redes sociales con creaciones del caricaturista Faunánimo para sensibilizar en el combate a las amenazas a los objetos de conservación como pueden ser los perros.

“Durante el trabajo del nuevo plan de manejo detectamos que, lo más importante era dar valor al patrimonio natural y cultural, porque eso está bajo amenaza. La gente no conocía su patrimonio cultural y con estos trabajos se ha ido enterando de lo que nosotros protegemos”, señala José Luis.

Interpretar el paisaje sin los vestigios

Por su parte Simone Bezamat destacó que “Pan de Azúcar es un enclave que reúne muchas riquezas tanto naturales como culturales y cuando se hizo el primer documental ‘Somos Changos’ justamente se abordó los conocimientos que tenían los pescadores sobre patrimonio cultural inmaterial  y nos enfocamos en aquellos conocimientos y usos asociados a la naturaleza y quedo todo un lado que había que abordar de alguna manera y por ellos se gestionó este segundo documental para contar sobre la historia minera en el parque nacional”.

“Este documental cuenta un poco la importancia que tuvo la minería en este lugar en cierto momento este puerto fue el límite norte de chile porque hasta aquí la población ejercía soberanía en la actividad minera se cuenta como nació este puerto que fue para embarcar el mineral que salía de la mina de Carrizalillo y después se construyó una fundición para el mineral que venía de la exploradora, se usaban carretas para llevarlos desde las bombas hasta Quinchihue”, agrega la autora.

“Los vestigios fueron despareciendo, Ángel Cabeza, un arqueólogo que fue el primero en ir encontrando estos hallazgos, nos cuenta que han disminuido mucho los vestigios en el parque lo que dificulta un poco contar la historia. Nos ayudaron las crónicas de los exploradores del desierto que fueron contando como encontraron las actividades mineras en los distintos puntos, pero lo que cuesta ahora es poder interpretar el paisaje por la disminución de los vestigios”, dijo Simone Bezamat.

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