Durante estas fiestas de Navidad, las cinco residencias del Servicio de Protección Especializada a la niñez y adolescencia en la región de Atacama se llenaron de encuentros significativos, juegos, afecto y espacios de contención, recordando que celebrar también es cuidar y que cada gesto de amor deja huella.
“Nada se compara con vivir una Navidad en familia. Crecer en una familia es un derecho humano”. Con ese mensaje, César Guzmán Díaz, Director Regional del Servicio de Protección Especializada a la niñez y adolescencia en Atacama dio el marco a las celebraciones navideñas que se desarrollaron en las cinco residencias del Servicio en la región, jornadas cargadas de afecto, cuidado y comunidad. La autoridad, de forma inédita, recorrió las provincias para celebrar la navidad con los niños y los equipos, enviando una potente señal de cercanía y empatía, que refuerza el compromiso del Servicio con la niñez.
En ese contexto, el director realizó un llamado urgente a convertirse en familia de acogida, destacando que hoy la Residencia de niños y lactantes Rayén de Copiapó se encuentra triplicando su capacidad, una realidad que evidencia la necesidad de más hogares disponibles para cuidar, proteger y entregar amor a niños y niñas que lo necesitan. “Cambiar una historia es posible cuando abrimos las puertas del hogar”, señaló, reforzando que crecer en familia no es un privilegio, sino un derecho fundamental.
Asimismo, advirtió que durante estas fechas aumentan las vulneraciones hacia niños, niñas y adolescentes, por lo que llamó a la comunidad a proteger, cuidar y denunciar cualquier hecho de violencia. “En Atacama hoy nacen menos niños de los que son vulnerados. No podemos ser indiferentes”, enfatizó y agregó: “Sin embargo los ingresos diarios al sistema de protección no se detienen, por el contrario, han ido aumentando y esto da cuenta de la cultura de violencia en la que hoy día están viviendo los niños niñas y adolescentes”.
Bajo este llamado a la corresponsabilidad, las residencias del Servicio vivieron celebraciones significativas que pusieron en el centro el bienestar y la alegría de la niñez.
En la provincia del Huasco, dos residencias —Freirina y Casa Cumbres— celebraron la Navidad gracias a la colaboración de la empresa Hot Chili Limited, que por casi una década ha acompañado de manera constante a estos espacios.
Antonia Etcheverry, psicóloga y encargada del Programa de Salud y Bienestar de la empresa, destacó que “esta celebración se ha transformado en una tradición de casi 10 años, donde buscamos ofrecer a los niños, a las tías de residencia y a los equipos profesionales un espacio familiar, acogedor y también de autocuidado”.
Relató que para los niños “es un día que esperan todo el año. Hay piscina, un almuerzo casero, juegos, decorar galletas, escribir su carta al Viejito Pascuero y recibir un regalo personalizado. Llegan muy contentos y se van cansados, pero felices”, reforzando la importancia de vivir la Navidad lo más cercana posible a un entorno de hogar.
En la provincia de Chañaral, las celebraciones incluyeron paseos a la playa, dinámicas de juego, preparación conjunta de la cena navideña y películas temáticas, fortaleciendo los vínculos y el sentido de pertenencia.
En Copiapó, la residencia de niños y adolescentes Renasci realizó fiestas y encuentros marcados por la emoción, el cariño y la contención.
Por su parte, la Residencia de niños y lactantes Rayén vivió un especial desayuno navideño, un espacio de encuentro, cuidado y alegría donde compartir fue lo más importante. La jornada incluyó una hermosa sorpresa: la entrega de una piscina, regalo de un privado anónimo, que permitirá disfrutar de juegos, risas y momentos de bienestar durante el verano.
Estas celebraciones reflejan que, incluso en contextos complejos, el cuidado, el compromiso y la colaboración permiten construir espacios más humanos, protectores y llenos de esperanza, recordándonos que proteger a la niñez es una tarea de toda la sociedad
