En una emotiva y significativa participación, 21 mujeres de la academia Hanua Nua Mea Copiapó viajaron hasta Santiago para ser parte de una experiencia cultural única: los workshops de danza y canto tahitiano liderados por los reconocidos artistas Poerani Germain y Teiva Viaris, exponentes de la agrupación profesional Ia Ora Te Hura.
Durante el mes de agosto, las bailarinas copiapinas se sumergieron en el aprendizaje de las técnicas del baile ‘Ote’a y ‘Aparima, además de participar en un taller coral con el canto “Tapiri Mai”, recientemente estrenado en el prestigioso festival Heiva i Tahiti 2024. La experiencia culminó con una presentación en el Concierto Íntimo de Teiva Viaris, donde interpretaron la coreografía “Vahine Matau’iu’i” (La mujer de ojos dulces), compartiendo escenario con academias de Santiago, Viña del Mar y otras regiones.
Lo que hace especial esta participación no es solo la calidad artística, sino el profundo vínculo emocional que las bailarinas de Copiapó han desarrollado con la cultura polinesia. Desde una región alejada del centro del país, estas mujeres han demostrado que el arte no conoce fronteras: bailan con el alma, con respeto y con una conexión genuina hacia una cultura que las ha tocado profundamente.
La directora de la academia, Millaray Ruiz, junto a las profesoras Andrea Peralta, Claudia Morales y Grissell Domínguez, destacaron la importancia de esta instancia como un puente de aprendizaje, identidad y comunidad. “Aunque llevamos pocos años enseñando esta danza en Copiapó, nuestras alumnas se sienten profundamente identificadas con su espíritu. Fue una experiencia mágica que nos llenó de emoción y orgullo”, señalaron.
Este encuentro fue posible gracias a la colaboración entre academias de distintas ciudades, y al esfuerzo de gestoras culturales como Tamara Campos, directora de la academia Te Moana ‘Ori de Viña del Mar y Millaray Ruiz, directora de la academia Hanua Nua Mea Santiago y Copiapó.
Desde Copiapó, estas bailarinas no solo representaron a su ciudad: llevaron consigo el mensaje que el arte, cuando se vive con el corazón, puede unir culturas, territorios y generaciones.