Compartir el dolor, validar las emociones y buscar redes de apoyo puede ayudar a transitar de mejor manera un periodo cargado de recuerdos.
Diciembre suele estar marcado por encuentros familiares y celebraciones que invitan a revisar lo vivido y proyectar nuevos propósitos. Sin embargo, para muchas personas esta época puede traer dolor por la ausencia de un ser querido, junto con emociones de pena, rabia, nostalgia o una profunda sensación de injusticia.
Carolina Masson, psicóloga de Clínica Universidad de los Andes, explica que “la Navidad despierta recuerdos significativos entre quienes viven un duelo, al rememorar celebraciones pasadas o rituales familiares que se compartieron con la persona que ya no está”. Por eso, se recomienda buscar la compañía de seres queridos y, cuando es posible, compartir con personas que estén atravesando procesos similares, para ofrecer un sostén emocional más cercano.
No existe un manual de cómo enfrentar estas celebraciones mientras se está experimentando un duelo. No hay recetas mágicas ni fórmulas universales y, a veces, la exigencia social de mostrarse alegres puede intensificar aún más la tristeza. Cada persona debe vivir estas fechas desde su propia historia, por lo que es esencial permitir que las emociones fluyan sin culpa y respetar los tiempos personales.
El duelo es un proceso natural y profundamente individual que requiere tiempo, aceptación y comprensión, tanto propia como del entorno cercano. “Es importante considerar que la tristeza, el vacío o la melancolía tienen un lugar legítimo durante todo este proceso”, señala la psicóloga. Al mismo tiempo, destaca que “dar espacio a los recuerdos puede contribuir a integrar la pérdida y mantener un vínculo significativo con quien ya no está”.
Asimismo, la especialista admite que “estos días pueden ser muy duros al recordar la ausencia física del ser querido, las experiencias compartidas y las conversaciones que quedaron pendientes”. Por lo que, para algunas personas, el poder recordar a sus seres queridos fallecidos, puede ser una parte importante del proceso de sanación. Por ejemplo, se pueden realizar pequeños rituales, como encender una vela en su honor, escuchar canciones que les gustaban o disponer una fotografía en un lugar especial, a modo de altar.
Finalmente, es fundamental conversar abiertamente con la familia sobre cuáles son las expectativas para estas fechas y acordar juntos cómo quieren vivirse. También es importante respetar si alguien prefiere no participar y necesita recorrer este periodo de manera más íntima o tranquila.