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Presupuesto 2026 sin glosa republicana: La última batalla económica de Boric que salpica a Jara

“Chile no tiene por qué elegir entre irresponsabilidad fiscal o indolencia social”. Con esa frase, Gabriel Boric abrió la última gran discusión presupuestaria de su mandato. En cadena nacional, y durante 16 minutos de discurso, el Presidente presentó el proyecto de Ley de Presupuesto 2026: un gasto público que crece un 1,7%, con prioridades en salud, pensiones, vivienda y seguridad.

Pero más allá de las cifras, la puesta en escena dejó un mensaje político evidente: un intento de marcar diferencias con su principal adversario ideológico, José Antonio Kast, sin siquiera nombrarlo, y la polémica decisión de eliminar la tradicional “glosa republicana”.

El mandatario dedicó parte importante de su intervención a destacar la Pensión Garantizada Universal (PGU), junto con nuevos beneficios por años cotizados y compensaciones para mujeres. Una política presentada como símbolo de acuerdos transversales “del que solo se restó la ultraderecha”, según resaltó en su discurso.

El énfasis en la PGU tiene doble lectura: un gesto al adulto mayor —un electorado clave— y un guiño al legado del gobierno, que necesita inscribir al menos una reforma duradera en medio de un panorama marcado por la frustración ciudadana.

No obstante, si bien no mencionó nombres, la crítica al plan de Kast de recortar 6 mil millones de dólares fue evidente. “Es irresponsable, además de indeseable… ¿Acaso van a echar abajo beneficios sociales?”, lanzó Boric.

Ahora bien, en el tablero electoral, el golpe no es casual: las encuestas han mostrado un crecimiento sostenido del republicano y un debilitamiento de la candidatura oficialista de Jeannette Jara, que todavía no despega en un escenario de segunda vuelta, donde no logra vencer a ningún candidato.

La “glosa republicana”: tradición rota y sospechas políticas

El nudo más polémico, sin embargo, fue la eliminación de la glosa de libre disposición, un monto que se deja reservado al próximo gobierno para reorganizar recursos según sus prioridades. La decisión rompe una tradición republicana que en el traspaso de Piñera a Boric alcanzó 700 millones de dólares.

El ministro de Hacienda, Nicolás Grau, defendió el cambio, asegurando que será reemplazado por un mecanismo que permitirá reasignar hasta el 10% del Presupuesto.

Pero el gesto también puede ser leído políticamente como un anticipo de derrota: el oficialismo no parece confiado en retener La Moneda y opta por amarrar los márgenes de maniobra de su sucesor.

La oposición reaccionó de inmediato. Evelyn Matthei habló de “un atentado a la democracia”. Kast ironizó diciendo que, en este tema, “Boric no es republicano”.

Y desde el propio oficialismo surgieron voces como la senadora Alejandra Sepúlveda, que llamó a rectificar y reponer la cláusula en favor de Jara, quien también sale “golpeada” con esta decisión de su Gobierno.

Lo que viene: un Congreso polarizado

El proyecto ya ingresó al Congreso, donde tendrá dos meses de discusión. La oposición anticipa críticas al crecimiento “insuficiente” del gasto, pero sobre todo al golpe simbólico que significa suprimir la glosa.

El oficialismo, por su parte, enfrenta un dilema: defender la decisión del Ejecutivo o ceder a las presiones de su propia candidata presidencial.

Más allá de las cifras, lo que está en juego es el relato con que Boric quiere cerrar su administración: un gobierno que apostó por un gasto social responsable y que se resiste a entregar cheques en blanco a su sucesor.

Sin embargo, la eliminación de la glosa amenaza con opacar ese mensaje y convertir su último presupuesto en un campo de batalla electoral anticipado.

Fuente: BioBioChile

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