El dirigente aseguró que esos montos, si hubiesen sido invertidos en la zona productora, permitirían levantar dos plantas desalinizadoras públicas para terminar con la dependencia de camiones aljibe en Alto del Carmen y Freirina; junto con crear y modernizar liceos técnico-profesionales con laboratorios de minería, energías renovables y robótica aplicada. Según datos del Ministerio de Educación, en 2020 se destinaron más de $6.200 millones de pesos para la construcción de un liceo técnico profesional en Laja; con los recursos perdidos en litio, Atacama pudo haber financiado más de 300 establecimientos de este tipo, orientados a la empleabilidad directa en minería y energía.
“Atacama no puede seguir siendo la cantera del país mientras en Santiago deciden que nuestros jóvenes se eduquen con talleres obsoletos y terminen emigrando para encontrar trabajo. Esa es la falta de visión estratégica más brutal: producimos el litio que mueve al mundo y seguimos sin agua potable, sin empleo calificado y sin un plan de futuro para nuestra gente. Mientras otros se llenan los bolsillos, Atacama sigue pagando el precio del centralismo”, afirmó Calderón.
La propuesta contempla dos ejes centrales:
Ley de Litio Concesible: Calderón plantea modificar la normativa que hoy impide concesionar el litio, de manera que su explotación se someta a licitaciones abiertas, competitivas y transparentes, donde participen empresas nacionales e internacionales. “El litio no puede seguir siendo un botín de la discrecionalidad política. Chile necesita reglas claras y competitivas para transformar esa riqueza en desarrollo, no en favores del gobierno de turno”, explicó.
Fondo Regional de Compensación: Del total de ingresos fiscales generados por el litio, al menos un 30% debería quedarse en las regiones productoras. En el caso de Atacama, esos recursos se destinarían a infraestructura hídrica, como desalinizadoras y sistemas de agua potable rural, y a fortalecer la educación técnica vinculada a la minería y las energías limpias. “No se trata de migajas ni de bonos temporales; hablamos de inversiones permanentes que dignifican la vida de las familias. Si Atacama produce el litio, Atacama debe ver primero los beneficios”, recalcó.
“Mientras el litio de Atacama enriquece al mundo, nuestros jóvenes siguen obligados a irse a Santiago o al norte grande para poder trabajar. Eso es lo inaceptable, no hemos tenido un plan estratégico que transforme esta riqueza en empleos y oportunidades aquí mismo, en nuestra tierra”, concluyó.