De acuerdo con la Fundación Letra Libre, cerca de un 50% de la población chilena es analfabeta funcional. Académica de la USS releva la importancia de esta tendencia en la sociedad y entrega ideas para abordarla en la política pública educativa.
En el Día internacional de la Alfabetización, que se celebra cada 8 de septiembre para crear una sociedad con más acceso a la educación, el sistema ha mejorado significativamente impulsado por políticas públicas y programas educativos que buscan fomentar la inclusión. Sin embargo, aún persisten desafíos para erradicar el analfabetismo funcional y garantizar que todos los chilenos tengan las habilidades necesarias para participar plenamente en la sociedad.
Según la ONU en 2022, la tasa de analfabetismo en Chile ha mostrado una tendencia a la baja en las últimas décadas, posicionándose en un nivel relativamente bajo en comparación con otros países de la región, según publica la UNESCO, una tasa de alfabetización del 97,16%. En el ranking de tasa de alfabetización vemos que es el 59º país del ranking de tasa de alfabetización.
¿Qué es la alfabetización funcional?
La adquisición de habilidades básicas de lectura y escritura no es el único desafío en nuestra sociedad. La alfabetización funcional se define como la capacidad de una persona para leer, escribir y realizar cálculos en contextos cotidianos, lo que le permite enfrentar y resolver desafíos en su vida diaria.
Este concepto va más allá de la simple adquisición de habilidades básicas de lectura y escritura; implica la habilidad de comprender, interpretar y aplicar información en situaciones reales, facilitando así la participación activa en la sociedad y el mercado laboral. Contar con esta habilidad, fomenta la autonomía, la autoestima, la equidad social y de género, el conocimiento, el fortalecimiento de capacidades, el desarrollo humano, social, cultural y económico, lo que ayuda al individuo a generar confianza para desenvolverse en la sociedad, de acuerdo con la UNESCO.
Según la Fundación Letra Libre, un 50% de la población chilena es analfabeta funcional. Teresa Vidal, académica de pedagogía en Educación Básica de la Universidad San Sebastián explica que no basta sólo con aprender a leer. “Se debe considerar que la lectura es una herramienta indispensable para incrementar las relaciones sociales establecidas en nuestra sociedad actual, pues permite optar a mejores empleos, informarse y acceder a mejores beneficios por parte del Estado. Así también, la lectura puede llegar a ser una forma de generar lazos de amistad y de disfrutar el mundo lector”, indica.
Para la docente, es crucial apoyar y seguir fortaleciendo el trabajo de alfabetización funcional, como lo es el programa del Plan Nacional de Alfabetización “Contigo Aprendo.” Este programa busca apoyar y guiar el aprendizaje de personas adultas que no saben leer y/o escribir, así también, existe la política nacional de la lectura, el libro y las bibliotecas del ministerio de la Cultura, que consideran diferentes programas y políticas que se encuentran funcionan en torno al fomento de la lectura en Chile.
“El fomento lector es un componente crucial en la reducción del analfabetismo funcional en niños y adultos. Fomentar lectura desde la infancia ayuda a los niños a desarrollar habilidades lectoras básicas, como la comprensión de textos, la identificación de ideas principales y el análisis de personajes, lo que reduce el riesgo de analfabetismo funcional en la edad adulta”, asegura Vidal.
La alfabetización adquiere significación en los ámbitos de la vida cotidiana, siendo relevante aprender a leer y escribir para desenvolverse en cada uno de ellos, como el ámbito del uso del espacio público, ámbito de las relaciones familiares, redes sociales y del tiempo libre. Saber leer y escribir, permite acceder a temas que luego se comparten en diálogo con los otros. Al mismo tiempo, el saber brinda seguridad e incluso permite ser incluido y considerado por los demás.