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Advierten que 5.500 especies viven en enorme zona que será explotada por minerales en el Pacífico

Científicos descubrieron más de 5.000 nuevas especies en aguas profundas ‘vírgenes’ en la Clarion-Clipperton Zone. Pero pronto podrían desaparecer.

Un zona rica en minerales del Océano Pacífico, que ya fue asignada a varias compañías para ser explotada, contiene no menos que 5.500 diferentes especies que se verían en peligro por la actividad extractiva. Entre un 88 y un 92% de ellas serían totalmente nuevas para la ciencia.

El área en cuestión se llama Zona Clarion-Clipperton (CCZ por sus siglas en inglés) y sería enorme, duplicando el tamaño de la India -el séptimo país más grande del mundo-, abarcando seis millones de kilómetros cuadrados desde Hawái hasta México, siendo una de las regiones más vírgenes del océano mundial.

Actualmente, diecisiete empresas se benefician de la explotación minera en esta zona del Pacífico y extraen minerales en un área de 1,2 millones de kilómetros cuadrados en su interior. Entre éstos se incluyen el litio, el cobalto y el níquel, componentes esenciales de las baterías de autos eléctricos.

Ésta ya había sido explorada, de forma que para condensar todo cuanto se conoce sobre su diversidad, un equipo de biólogos compiló todos los registros de anteriores expediciones y publicó sus hallazgos en Current Biology.

“Compartimos este planeta con toda esta asombrosa biodiversidad, y tenemos la responsabilidad de comprenderla y protegerla”, explicó al respecto la ecologista del Museo de Historia Natural de Londres, especializada en océano profundo, Muriel Rabone.

Por su parte, Adrian Glover, investigador del Museo de Historia Natural y coautor del estudio. añade que “tenemos que saber qué vive en estas regiones antes de poder empezar a entender cómo proteger tales ecosistemas”.

Biodiversidad única en la CCZ

Para empezar a comprender qué vida contiene la CCZ, los investigadores analizaron más de 100.000 registros de criaturas halladas en los últimos años en expediciones marinas.

Según el inventario, detalla Agencia Efe, la biodiversidad de la zona se clasifica en 27 filos, 49 clases, 163 órdenes, 501 familias y 1.119 géneros en total.

Además, de las más de 5.000 especies encontradas, sólo seis (entre ellas un pepino de mar, un gusano y una esponja carnívora) se han visto en otros lugares, lo que significa que probablemente las demás son únicas en el mundo.

La mayoría de las especies son artrópodos, como gambas o cangrejos, y muchas de ellas son gusanos, equinodermos (invertebrados espinosos como los erizos de mar) y esponjas marinas.

“Muchas de estas especies son extraordinarias. Algunas esponjas parecen las clásicas esponjas de baño y otras jarrones. Son preciosas. Una de mis favoritas es la esponja de cristal. Tienen esas pequeñas espinas y, al microscopio, parecen diminutas lámparas de araña o pequeñas esculturas”, detalla Rabone.

Gran parte de estos datos biológicos han sido encontrados por las propias empresas de explotación minera que, antes de lograr un contrato, deben analizar la vida de la zona y enviar esa información a la Autoridad Internacional de los Fondos Marinos (ISA), que publica estos datos en la plataforma DeepData.

Rabone, que es gestora y analista de datos en el grupo de científicos del DeepData, reconoce que es una de las herramientas que más ha aumentado el conocimiento de la CCZ, pero “creemos –dice– que todavía hay entre 6.000 y 8.000 especies animales desconocidas, lo que supone que cerca del 90% de las especies que viven en la CCZ no son conocidas por la ciencia”.

Por eso, de cara al futuro, Rabone y su equipo subrayan la importancia de seguir estudiando esta zona de manera “colaborativa y multidisciplinar” para conocer mejor la biodiversidad de la región y su relación con el entorno porque esa información es clave para conservar la vida de las profundidades marinas.

“Estamos a punto de que se aprueben algunas de las mayores explotaciones mineras de aguas profundas, por eso, es imperativo trabajar con las empresas que van a explotar estos recursos para garantizar que esta actividad tenga un impacto limitado sobre el mundo natural”, concluye Glover.

Fuente; biobiochile.cl

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