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[OPINIÓN] Educación: El trampolín de la reinserción social juvenil.

En la actualidad, una de las prioridades del Servicio Nacional de Menores (Sename) es lograr que los adolescentes y jóvenes, que han tenido conflicto con la ley, tengan acceso a capacitaciones y a talleres enfocados a propiciar la anhelada reinserción social, al momento de salir en libertad, cumplir una sanción o terminar sus procesos judiciales.

Asimismo, la Ley de Responsabilidad Adolescente, N°20.084, establece que estos jóvenes también deben contar con las facilidades para continuar sus estudios, tanto escolares, como superiores, por lo que, desde el 1 de octubre de 2021, el servicio ha puesto todos sus esfuerzos en potenciar la preparación escolar de quienes aún no terminan esta etapa y en fortalecer las habilidades y entregar herramientas a los que se muestran interesados en continuar superando barreras.

Desde dicha fecha, el Sename se centró sólo en el área de justicia y reinserción juvenil, al traspasar el área de protección de derechos de niñas, niños y adolescentes al Ministerio de Desarrollo Social y Familia, específicamente al Servicio Nacional de Protección Especializada a la Niñez y Adolescencia (Mejor Niñez), razón por la cual el Sename trabaja, con todos sus sentidos puestos, en el contacto intersectorial público y privado. Lograr que la sociedad, en su conjunto, se involucre de forma efectiva con la reinserción y la entienda como un derecho, es un desafío de grandes proporciones.

Asumimos el estigma que recae en los y las jóvenes que atendemos, sabemos que no es fácil comprender las causas de sus acciones, que en muchas ocasiones están reñidas con la ley. En este contexto, sabemos que gran parte de la sociedad cae en el prejuicio cruel de condenar socialmente a estos adolescentes gracias a que la mayoría de los medios de comunicación se empeñan en mostrarlos de forma sensacionalista y morbosa, sin ningún atisbo de enfoque de derechos humanos, ni de empatía, desconociendo las razones de sus conductas y las realidades que han tenido que enfrentar, por estar inmersos en los sectores más vulnerados y postergados del país, desde el punto de vista económico, social y también educacional. La comprensión del fenómeno es la clave para limpiar los prejuicios y actuar para transformar.

Como servicio, estamos preocupados de no permitir que estos jóvenes sean segregados de las aulas por haber cometido un error o un delito en el transcurso de sus vidas. Con el enjuiciamiento realizado por tribunales es más que suficiente para cualquier persona, teniendo como base que vivimos en un Estado de Derecho.
Afortunadamente, en la región de Atacama, el interés de continuar los estudios, terminar la enseñanza básica y media y aventurarse en la educación superior, ha ido en aumento entre los y las adolescentes que han delinquido y que, en la actualidad cumplen sanción o condena en los programas de medio libre o en el Centro de Justicia Juvenil de Copiapó. Este año, tres estudiantes que han sido atendidos por Sename, se matricularon en oficios y carreras de pregrado. Dos de ellos estudian en la universidad (en segundo año) y una adolescente ingresó a un instituto profesional durante el 2022 para prepararse y cambiar su futuro. Asimismo, hay más de 30 jóvenes que son apoyados por el Programa de Atención Socioeducativa para Adolescentes Privados de Libertad y Medio Libre (ASE), de la Corporación Gabriela Mistral, y una parte de ellos también recibe refuerzo escolar a través del Anexo Escuela “Crisol” al interior del Centro.

Tenemos claridad de que ésta no es una tarea fácil. Sabemos que fortalecer los lazos del intersector y procurar la participación y comprensión de toda la sociedad, en beneficio de esta juventud -que generalmente la ha pasado mal desde la niñez- es una labor ardua. Desde el Sename, sus funcionarias y funcionarios, existe un potente compromiso para lograr este objetivo. Lo más probable es que los demás actores sociales también sientan que es necesario apuntar a esta dirección, y se agradece. Sin embargo, el creciente interés de salir adelante, el aumento de confianza en sí mismos y el avance positivo en autoestima, es el motor que nos mueve para continuar motivando la superación de barreras, por parte de los jóvenes. Se lo debemos.

Por Carolina Cortés Henríquez, directora de Sename Atacama.

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