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Caso Vivanco: PDI investiga antiguo procedimiento de chofer al que apodaban “tiro loco”

La policía civil abrió un sumario administrativo contra el subcomisario Felipe Gallardo, chofer del vehículo en el que se movilizaba la subinspectora Valeria Vivanco, tras una denuncia realizada por la madre del detective Leonel Contreras, único imputado por la muerte de la funcionaria. Se indaga la responsabilidad administrativa del funcionario en un procedimiento policial de 2017 en la comuna de Puente Alto en el que habría hecho uso de su arma de fuego. Tras una petición de la defensa de Contreras, los antecedentes fueron incorporados a la indagatoria que tramita el Ministerio Público.

La Policía de Investigaciones (PDI) decidió iniciar un sumario administrativo en contra del subcomisario Felipe Gallardo, chofer del vehículo en el que se movilizaba la fallecida subinspectora Valeria Vivanco, tras tomar conocimiento de una presunta falta del funcionario durante un procedimiento policial ocurrido en 2017 en la comuna de Puente Alto

Fue la madre del detective Leonel Contreras, único imputado en la investigación que desarrolla el Ministerio Público por la muerte de la subinspectora Valeria Vivanco, quien denunció el pasado 3 de marzo ante la Brigada de Homicidios Metropolitana los hechos. Estos apuntan a que Gallardo habría disparado su arma de servicio contra un civil sobre el que pesaba una orden de detención y que intentó huir de la acción policial.

La situación cobra relevancia pues durante las últimas semanas la familia de Contreras ha manifestado sus reparos a la indagatoria y ha levantado la hipótesis de que el disparo vendría de otro tirador: el chofer del vehículo. Bajo este contexto, y luego de 15 días, el 18 de marzo la PDI decidió iniciar el sumario respectivo buscando determinar “si le afecta responsabilidad administrativa al funcionario aludido o algún otro miembro de la institución”. La Unidad de Investigación de Radio Bío Bío tuvo acceso a la indagatoria interna. En ella constan las declaraciones voluntarias de los funcionarios policiales que participaron en dicho procedimiento de 2017. Y es que no fue cualquiera.

“EL PELÓN”

El 12 de abril la Brigada de Homicidios Metropolitana de la PDI llegó hasta un domicilio de calle El Mar, al interior de la villa Valle Grande, en la comuna de Puente Alto. Buscaban a Patricio Valle Fica, alias “El Pelón”, quien era investigado por el homicidio de un sujeto al interior de la población Carol Urzúa. Con orden de entrada y registro en mano, la policía civil se desplegó en las inmediaciones del sector para lograr su captura.

“El Pelón” era hábil. Días antes de aquel 12 de abril, la PDI había intentado darle captura, pero escapó. ¿Cómo? Con un gran instinto felino, Valle Fica escapó por los techos de las casas colindantes. Con este antecedente sobre la mesa, aquella jornada participaron una veintena de funcionarios de la cuarta agrupación de trabajo de la Brigada de Homicidios Metropolitana. Dentro de ese grupo se encontraba Felipe Gallardo.

“La hora del allanamiento fue pasada las siete de la mañana, dado que estaba de alba, teniendo claridad del entorno”, detalló en su declaración voluntaria en el sumario el comisario Juan Zerene. “En un momento del operativo, se escuchó el ruido normal de descerrajamiento del acceso y de inmediato golpes y movimientos de la techumbre, seguido de gritos de alerta, que indicaban que el imputado estaba huyendo por esa vía”, agregó el funcionario.

Valle Fica quiso repetir su método de escape, pero esta vez no lo logró. El inspector Francisco Inostroza, quien también participó del procedimiento, señaló en su testimonio que en dicho operativo cumplió funciones de seguridad alrededor del domicilio en el que se encontraba “El Pelón”. “Al producirse el ingreso a la casa del imputado, se escucharon ruidos y golpes de techumbre, de la mano de gritos de alerta, que indicaban que el imputado había huido por los techos”, recordó.

El mismo policía agregó que segundos posteriores escuchó “un sonido de disparo que por mí entender había provenido desde calle El Mar. Luego de unos minutos el imputado fue ubicado y detenido por el personal que nos encontrábamos en el lugar, siendo trasladado por mí persona y el comisario Zerene hasta dependencias de la unidad”. De regreso en el recinto policial, Inostroza detalló que tomó “conocimiento que el autor del disparo en el procedimiento anteriormente detallado había sido el subcomisario Felipe Gallardo”. Además, el inspector dijo que a raíz del hecho a Gallardo “se le bromeó con el apodo de ‘tiro loco’, pero yo nunca le hice bromas y no lo traté por ese sobrenombre”.

Así como hay quienes recuerdan importantes detalles del procedimiento, hay otros que, atendido el tiempo, no aportaron mayores pormenores en sus declaraciones en el sumario en curso. Es el caso, por ejemplo, de la comisaría Karen Figueroa. Pese a esto, comentó que “dicha diligencia estaba a cargo del comisario Juan Zerene, pero al procedimiento de irrupción, concurrieron oficiales de mayor graduación que él, entre los cuales estaba el jefe de agrupación, subprefecto Rodrigo Reyes, además del comisario Ángel Campos. Asimismo, puedo señalar que, de igual forma, concurrieron el subcomisario Carlos Arriagada y el comisario Héctor González”.

El inspector Nicolás Loch declaró de forma voluntaria, el pasado 4 de abril, que “al producirse el allanamiento, escuché el estruendo del descerrajamiento del acceso del hogar, y de inmediato ruidos de techumbre y gritos de alerta de los funcionarios policiales que alertaban que un individuo había huido por los techos. Por lo anterior, me quedé estático unos minutos esperando ver lo que sucedía y estando en esa acción, escuché un sonido de disparo proveniente según mi percepción desde el techo próximo al (…) ingreso de la casa del imputado, no advirtiendo quién lo había realizado”.

A diferencia de Inostroza, Loch tomó “conocimiento en el mismo lugar del hecho que el autor del disparo que había escuchado habría sido realizado por el subcomisario Felipe Gallardo, a quien varios le reprochamos su actuar dado que no había sido necesario esta acción”. También dijo que no recuerda “si alguno de los oficiales de mayor graduación le instruyeron a Gallardo que debía dar cuenta de la utilización de munición y dejar las constancias de rigor conforme al caso”.

La subcomisaría Bárbara Paredes ese 12 de abril de 2017 fue parte de la cuarta agrupación de trabajo que tenía como misión la detención de “El Pelón”. Al ser una oficial de pocos años de antigüedad, sus funciones aquella madrugada “fueron básicas (…) efectuando labores de colaboración mayoritariamente”. Sobre Gallardo dijo que recordaba que lo “apodaban ‘Chester’, como a su vez que estuvo involucrado en un procedimiento junto al inspector Ricardo Monzón, donde habría efectuado disparos”.

Otra de las declaraciones que menciona el presunto disparo de Gallardo la dio el inspector Sebastián Guzmán. El funcionario, que tuvo como misión realizar un “perímetro de seguridad en el frontis del domicilio a irrumpir”, mencionó que durante el operativo Gallardo “escaló hacia el techo del inmueble, para prever la huida del imputado, quien en otras ocasiones similares se había escapado a su detención arrancando por la misma vía”.

Guzmán complementó que “al producirse los golpes del ingreso al inmueble, fue todo muy rápido, cuando se escuchan gritos de alerta que indicaban que el sujeto nuevamente estaba huyendo por los techos. En ese preciso momento pude apreciar al subcomisario Gallardo elevar una mano con su arma de servicio y efectuar un disparo hacia arriba”. Sobre información a mandos o registro de aquel hecho, el oficial dijo desconocerlo.

El 8 de abril fue el turno de Felipe Gallardo. En compañía de su abogado, Eugenio Maire, el funcionario dio cuenta de forma voluntaria de su obrar en aquel procedimiento. Al respecto, dijo que “en el año dos mil diecisiete, no recuerdo el mes ni el día, mientras cumplía mis funciones normales de investigación en la unidad, se llevó a cabo un procedimiento de entrada y registro a un domicilio del sector sur (…) el cual tenía como finalidad dar cumplimiento a una orden de detención de un sujeto autor del delito de homicidio, quien, en otra ocasión, ya había logrado huir de los detectives”.

Al igual que sus compañeros, el subcomisario explicó que en ese entonces el jefe de la agrupación era el actual subprefecto Rodrigo Reyes. No obstante, para los efectos del procedimiento en comento, varias “directrices fueron generadas por el comisario Ángel Campos”. Fue este último, según Gallardo, el que “dispuso que los funcionarios que íbamos por los techos del inmueble a irrumpir, si apreciábamos que el imputado trataba de huir por la techumbre, ante la negativa de la instrucción de “alto policía”, no la acatara, debíamos efectuar un disparo al aire en son de advertencia”.

Al producirse el descerrajamiento de la vivienda donde se encontraba “El Pelón”, Gallardó miró hacia el patio posterior. Ahí, según dijo, pudo ver que “el imputado estaba intentando subirse al muro posterior para huir, situación por la que procedí a gritarle “alto policía” y ante la negativa de éste, ya que continúo su marcha, procedí a efectuar un disparo empuñando mi arma de servicio con la mano derecha hacia arriba, nunca en dirección al sujeto”.

La acción del subcomisario sirvió, tal como explicó en su declaración, de alerta para el resto de los funcionarios que se encontraban en el procedimiento, quienes “a los pocos minutos lograron la detención de este sujeto, por lo que una vez realizada dicha acción, recién decidí descender del techo”. Pese a lo declarado por el inspector Loch, quien dijo que se había “reprochado” el actuar de Gallardo, este mencionó que “en ningún momento se me recriminó el hecho de haber efectuado un disparo, pero si algunos colegas consultaron quien lo había realizado, lo que reconocí”.

Tras la detención de “El Pelón”, y de regreso a la unidad policial, el subprefecto Rodrigo Reyes hizo una “evaluación del procedimiento”, expuso el funcionario. En la instancia, agregó Gallardo, Reyes indicó que “el hecho de haber efectuado un disparo no correspondía”. No obstante, el subcomisario no recordó “haber recibido la orden de tener que dar cuenta o realizar el procedimiento administrativo que correspondía”. Además agregó que “al estar presente en esto el Sr. Campos, este nos manifestó que la orden de disparar no había sido en serio”.

El sumario, a petición de la defensa del detective Contraras, liderada por el defensor penal Juan Pablo Gómez, ya se encuentra incorporado a la carpeta de investigación de la investigación penal que sustancia el fiscal Christian Toledo, de la Fiscalía Metropolitana Sur, por la muerte de la subinspectora Valeria Vivanco.

INVESTIGACIÓN BAJO LA LUPA

Desde la familia del detective Contreras en las últimas semanas han sido muy críticos de la forma en la que ha obrado el Ministerio Público a lo largo de la investigación. “No puedo confiar en Christian Toledo”, dice la madre del imputado, Brígida Canales.

La progenitora detalla que el fiscal “tuvo en sus manos desde el primer momento evidencia clave que le daba para tener una duda razonable y hacer una investigación real, objetiva y responsable”. Y agrega: “Él en su carpeta investigativa (…) tiene la declaración del copiloto del vehículo que iba a ser detenido donde dice claramente en dos oportunidades que el que le disparó a la funcionaria, el que se puso detrás de la funcionaria y disparó fue el chofer”.

Pero esa no es la única evidencia que para la familia del detective Contreras no ha sido considerada por Toledo. “Él tenía en sus manos un informe que dice que la capacidad de carga de un arma Jericho es de 16 cartuchos y mi hijo entregó 16 cartuchos y el chofer entregó 14 tiros”, denuncia Canales.

La planimetría forense, herramienta utilizada en escenas de crímenes para estudiar los detalles, objetos y personas que participaron en un presunto delito, también está bajo la aguda mirada de la familia del detective. A juicio de Brígida, esta fue “adulterada” por el fiscal.

Al respecto, dice que el persecutor presentó una planimetría del Lacrim y que “él solamente puso los rectángulos donde están los vehículos, pero no está en la información de la carpeta física”. Agrega que “esa planimetría está manipulada en las evidencias; está adulterada porque los noticieros mostraron las evidencias y muestran que el 1, 2 y 3, las manchas de sangre en la calle Las Parcelas, nunca pasaron a Santo Tomás”.

No obstante, continúa, Toledo “el número 2 lo pone casi a la mitad de calle Santo Tomás, o sea, desplazó toda la escena y el mismo en su formalización, en las 2 horas 20 minutos, dice que todo pasó antes de llegar al disco pare. ¿Por qué posicionó todas las evidencias más adelante?, ¿quién está manipulando?”.

Otro punto que molesta a los Contreras-Canales es lo que ocurrió con el peritaje de las armas. Por una parte está el hecho que las armas de los funcionarios que viajaban con Valeria hayan sido entregadas 10 días después de la muerte de la subinspectora -tal como reveló este medio-, pero también que “el fiscal dice, y siempre con ironía que las armas fueron todas periciadas, pero fueron analizadas en su funcionamiento, en la presión del disparador, si estaban aptas o no aptas para el disparo”, lanza.

Profundiza en que “solamente hay un peritaje comparativo balístico que es del arma de Leonel. Ahora, ¿dónde están los otros peritajes comparativos de las otras armas? (…) El informe pericial que lleva ese peritaje dice que se llevaron las cuatro armas a microcomparación, y ¿dónde están los otros tres informes?”.

Un dato no menor que dice la madre de Canales es que “nosotros tenemos una diligencia de un testigo ocular que vio salir a don Felipe Gallardo lavado de manos cara y pelo del baño, esa es una diligencia que nosotros… que está en proceso, entonces antes de formalizar a Leonel el fiscal debería haber contado con la información”.

Fuente: BioBioChile.cl

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