El porcentaje de positivos a esta enfermedad en bovinos fluctúa entre el 1,5 al 2 % a nivel nacional. La innovación en base a tiras reactivas es apoyada por la Fundación para la Innovación Agraria (FIA).
Científicos de la Universidad de Concepción desarrollan un innovador dispositivo para detectar, en cuestión de 20 minutos, la tuberculosis en ejemplares de ganado bovino. La innovación, que gracias al apoyo de la Fundación para la Innovación Agraria (FIA) se podrá insertar al mercado, está pensado como una alternativa objetiva y de menor costo para detectar y controlar brotes de esta enfermedad, que implica importantes pérdidas para la industria ganadera, tanto en Chile como en el resto del mundo.
“La nueva prueba podría reducir en seis veces el costo respecto del actual examen”, afirma Oliberto Sánchez, director del proyecto y docente del departamento de Farmacología de la Facultad de Ciencias Biológicas de la Universidad de Concepción.
Otra ventaja es que la tira es muy similar a una prueba de embarazo: si marca dos líneas rojas, el animal está contagiado con tuberculosis; si aparece una línea roja, el resultado es negativo. Esta facilidad para interpretar el resultado ayuda a que no se requiere de un especialista para analizarlo.
“Estas funcionan de forma muy similar a las pruebas de embarazos. Entregan un resultado rápido, en no más de 20 minutos, no requieren de personal especializado y su uso no requiere de laboratorios o algún equipamiento específico, y justo por esta razón es que se pueden usar en terreno”, añade Oliberto.
En cambio, la prueba cutánea requiere tres días para la lectura del resultado y se apoya en otras pruebas de laboratorio basadas en muestras sanguíneas para la confirmación. Esto involucra costos elevados tanto en materiales como en capital humano, algo crítico para los productores del área que deben realizar seguimientos periódicos.
“Estuvimos visitando en Concepción el gran trabajo de los especialistas y sabemos que este sistema se puede convertir en una herramienta eficaz de apoyo al control de enfermedades en animales, como lo es la Tuberculosis Bovina, que tiene una incidencia predial del 7.8% en Chile, teniendo un impacto a nivel productivo y comercial en este sector. Por esta razón impulsar este tipo de iniciativas es de suma importancia, donde la innovación está aportando a solucionar una problemática real y abriendo la puerta para el posible desarrollo posterior de vacunas, contribuyendo de manera significativa al programa de control y erradicación de esta enfermedad y eventualmente poder transformarse en un producto de impacto mundial”, indicó el director ejecutivo de FIA, Álvaro Eyzaguirre.
Contexto en cifras
“La tuberculosis es una de las enfermedades más complejas, con una gran población humana a nivel mundial afectada por ella, siendo en individuos con inmunodeficiencia una condición agravante por lo que reviste interés para la salud pública” añadió Óscar Ignacio Cabezas Ávila, de la Facultad de Ciencias Veterinarias de la Universidad de Concepción y parte del equipo investigador. Los ganaderos están obligados a denunciar los casos observados, pues se trata de una enfermedad potencialmente zoonótica, esto es, que puede transmitirse entre animales y seres humanos.
A nivel nacional, existe un programa de control y erradicación dirigido por el Servicio Agrícola y Ganadero (SAG), asociado del proyecto FIA, que utiliza de manera oficial la prueba de hipersensibilidad cutánea para diagnosticar tuberculosis bovina. El método, usado desde hace más de 100 años en el mundo, busca ser complementado por el dispositivo propuesto por el equipo liderado por Cabezas, e incluso, ayudar a reemplazar la vigilancia pasiva.
El porcentaje de positivos a esta enfermedad en bovinos fluctúa entre el 1,5 al 2 % a nivel nacional, pero, como el investigador explicó, “al haber un animal enfermo en un predio, se contagian los demás, ya sea por vía aerógena o calostral, en el caso de la vaca a sus crías. El predio se infecta y las tasas pueden aumentar hasta el 70% en un periodo de cinco años. Es una enfermedad que arruina al agricultor y, por otro lado, levanta en riesgo a la salud pública ya que la enfermedad puede transmitirse al ser humano”, cerró Cabezas.