El exministro descarta “por ahora” asumir una candidatura presidencial. Además, sostiene que le “preocupa” que en su sector aún no hayan aparecido liderazgos como el de Daniel Jadue.
Una recomendación, en medio de esta entrevista, hace el vicepresidente del PPD Francisco Vidal. Desde el otro lado de la cámara de su computador, muestra el nuevo libro del expresidente Ricardo Lagos –Mi vida. Memorias II– y dice: “Es impresionante la información que da, las cosas por las que tuvimos que pasar. Yo ya me lo estoy terminando”.
Quien fuera su vocero de gobierno y ministro del Interior sostiene que, justamente, la oposición debe dialogar sobre su pasado y los años de la Concertación para poder sincerar sus diferencias y empezar a mirar a un futuro en el que, según él, podrían incluso gobernar todos juntos, desde la DC hasta el Frente Amplio. Sin embargo, sobre si él pudiese ser una carta presidencial para liderar el proyecto, Vidal es cauto y, “por ahora”, lo descarta.
-¿Por qué la oposición no ha podido capitalizar el poco respaldo del gobierno?
-El gobierno y la derecha están en una gran debilidad, y eso constituye, por lo tanto, una misión de la oposición, que es interpretar a esa mayoría que rechaza al gobierno y a la derecha. Si lo hacemos bien, todo indica que el próximo gobierno debiera ser de la centroizquierda; si no, se genera un vacío, que es lo que vemos hoy.
-¿Pero en qué fallan?
-Lo que pasa es que octubre y la pandemia desnudaron al país. Entonces, la gente nos dice a nosotros, los opositores, que tenemos responsabilidad. Y pasar a ser enjuiciado por la responsabilidad compartida es parte del costo de nuestra futura transformación. Nos tenemos que hacer creíbles nuevamente.
-Pero el Frente Amplio (FA) no formó parte de los gobiernos de la Concertación y la Nueva Mayoría (NM). ¿Ellos han podido capitalizar?
-Los números no evidencian eso. Ninguna fuerza opositora está sobre el 10% de evaluación positiva, o 15%.
-Usted ha dicho que hay seis bloques en la centroizquierda. ¿Qué hace falta para unir a estos mundos?
-Falta concebir que la imprescindible identidad, que es lo que te lleva a tener hoy seis oposiciones, debe estar subordinada, no desaparecida, a un objetivo superior. Eso es darle respuesta a la mayoría ciudadana. La historia enseña mucho, y contra Pinochet éramos 17 identidades, pero concordamos en un objetivo superior.
-Pero contra Pinochet había un objetivo concreto. ¿Eso falta?
-Claro. Lo que sucede es que el dilema “Sí” o “No” era binario, pero después esas catorce identidades nos pusimos de acuerdo en un programa común con Patricio Aylwin. Hay lecciones de que las identidades legítimas se pueden subordinar.
-¿Falta de pragmatismo?
-Falta voluntad y escuchar más.
-Se ha visto al FA abriéndose a conversar con la ex NM. ¿Por qué cree que están dando ese giro?
-Es madurez política. El camino propio frenteamplista está condenado a ser un testimonio y a no conducir a una situación nueva. Es síntoma de madurez. Al FA le fue muy bien en la última elección con su candidata, entonces estaba la tentación del camino propio. Pero con un 20% en la presidencial no gobiernas ni das respuesta a la demanda ciudadana.
-¿Y qué es lo que sigue impidiendo el encuentro entre la ex NM y el FA?
-Lo que tensiona al FA y al PC con nosotros es una mirada distinta de los 20 años de la Concertación. Entonces, un esfuerzo de diálogo es explicar las luces y sombras de la Concertación.
-Pero debe haber alguna culpabilidad también en la ex NM…
-La autocrítica que hago es que de repente la necesaria identidad no conversa con la imprescindible ampliación. Aquí sí entramos al pragmatismo, porque no hay ninguna fuerza progresista que por sí sola pueda conducir el país. La identidad tiene que conversar con la búsqueda de una unidad que te permita el triunfo.
Fuente: La Tercera