Con enfermeras y soldados con el puño en alto, delante de una bandera roja que recuerda a los grandes momentos del maoísmo, una exposición en Pekín ensalza el combate de los chinos contra la pandemia del nuevo coronavirus.
Desde el inicio de la epidemia en Wuhan (centro) a finales del pasado año, el Partido Comunista Chino (PCC) ha querido dar ejemplo con su estrategia de lucha contra la covid-19, que estaría prácticamente erradicada en china, según las cifras oficiales.
En el Museo Nacional de China, que da a la inmensa plaza Tiananmen, una exhibición llamada “La unión hace la fuerza” reúne más de 200 obras, entre pinturas, esculturas o caligrafías, al más puro estilo del realismo socialista.
Las creaciones hacen revivir la atmósfera de crisis que se adueñó del país desde el 23 de enero, cuando Wuhan y su provincia fueron puestas en cuarentena, dejando a más de 50 millones de habitantes frente a unos hospitales desbordados.
Durante varias semanas, el gobierno dio la impresión de vacilar ante la situación, y el propio presidente Xi Jinping, que suele ser omnipresente en los medios, estuvo incluso “desaparecido”.
Misiva presidencial
La exposición se centra, no obstante, en la respuesta del régimen.
Entre los grandes lienzos expuestos, figura un cuadro titulado “Respuesta a su carta dirigida al secretario general” que muestra a una enfermera, en éxtasis, leyendo a sus colegas una misiva de Xi Jinping, secretario general del PCC.
En el centro de la sala, una escultura presenta a los soldados, a gran escala, desembarcando de un avión para ir al rescate de los habitantes. Los uniformes recuerdan a una escena de la Larga Marcha, uno de los hitos de la leyenda maoísta de los años 1930.
“Aunque no trabajen en primera línea en la batalle contra la covid-19, los artistas no escatiman esfuerzos para exponer los actos heroicos de los que sí que lo están”, recogía el diario China Daily.
Más emotivo, otro cuadro representa a una enfermera, con mascarilla, abrochándole el uniforme de trabajo a un colega.
En otra imagen, se ve un primer plano del experto médico más famoso del país, el mediático Zhong Nanshan, con una lágrima cayendo sobre su mascarilla. El cartel explicativo lo presenta únicamente como “miembro del partido”.
Sin embargo, hay un héroe ausente en la exposición: el doctor Li Wenliang, un médico de Wuhan que dio la voz de alarma a finales de diciembre sobre la aparición de un nuevo coronavirus y que acabó siendo interrogado por la policía, que lo acusó de propagar rumores.
La muerte del médico de 34 años a causa del virus el 7 de febrero, dio lugar a un inusual pero breve movimiento de protesta contra el régimen en las redes sociales.
La exposición abrió el pasado 1 de agosto por dos meses pero ningún extranjero puede acceder a ella. Los billetes se tienen que reservar antes, y para ello se necesita obligatoriamente un documento de identidad chino.
Un ballet covid
Frente a un público disperso, un cuadro llamado “Zona de cuarentena” alude a la vigilancia extrema en la que se encuentra China a causa del combate contra el coronavirus. En él, se ve a un hombre sacando la mano entre los barrotes y, detrás, un cartel que reza: “Se ruega mostrar la tarjeta de acceso”.
Otras manifestaciones culturales también muestran el combate contra la epidemia.
Tras ocho meses cerrada, la ópera nacional de Pekín reabrió la semana pasada con un ballet llamado “Volar frente al viento”, que “expresa el respeto y la gratitud del pueblo” hacia el personal sanitario, como explicó Feng Ying, directora del ballet nacional, a la agencia de prensa CNS.
En Wuhan, en una sala hay presentados objetos emblemáticos de la epidemia, como uniformes médicos llenos de grafitis.
En las antípodas de las obras expuestas en el Museo Nacional de China, una muestra del Centro Ullens para el Arte Contemporáneo (UCCA) de Pekín agrupa a artistas internacionales con una visión bastante distinta de las cosas.
La exposición “Meditaciones en periodo de emergencia” presenta un video de 2014 del francés Pierre Huyghe, “Untitled (Human Mask)”, en el que se ve a un mono deambulando por un restaurante vacío de Japón tras la catástrofe de Fukushima.
Fuente: BioBioChile