Ha han pasado dos meses desde que el Gobierno anunció la suspensión de clases presenciales como una de las medidas para contener la propagación del coronavirus. Durante este tiempo, para apoyar los aprendizajes remotos de niños, niñas y jóvenes, desde el Ministerio de Educación se han impulsado acciones basadas principalmente en el uso de las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC).
Sin embargo, estas respuestas no están garantizando una educación inclusiva –proceso que no excluye ni segrega a ningún estudiante de las oportunidades de aprender, desarrollarse y participar en las actividades de la comunidad educativa– ya que muy atrás están quedando no sólo estudiantes de los sectores más vulnerables sino también aquellos con necesidades educativas especiales.
En medio de esta crisis sanitaria la educación a distancia se ha convertido en la principal alternativa a las clases presenciales evidenciando una gran brecha digital. Según cifras oficiales, el 40% de estudiantes de establecimientos públicos aún no tiene acceso a internet. De ahí que represente un gran desafío la inclusión digital, proceso que favorece el acceso a la tecnología a todas las personas, sin exclusión, considerando también la capacidad para utilizar las distintas herramientas.
Pero en el camino hacia la inclusión digital para el acceso al currículum no se puede olvidar la inclusión digital del currículum. Frente a esta emergencia ¿Qué propuestas y herramientas pedagógicas está desarrollando el Programa de Integración Escolar para atender la diversidad funcional de los y las estudiantes y garantizar la diversificación curricular? ¿Los programas educativos y las guías de clase están considerando las necesidades de todos? ¿Garantizan al niño ciego o con problemas acústicos poder seguir una clase? ¿Se está capacitando a los profesores sobre cómo elaborar material digital adecuado, accesible y sin restricción?
Las TIC representan herramientas para complementar, enriquecer y transformar la educación. Pueden facilitar el acceso universal, reducir las diferencias en el aprendizaje, mejorar la calidad y reforzar la integración. Para estudiantes con necesidades educativas especiales significan un gran apoyo haciendo posible mediante un enfoque personalizado superar o compensar límites asociados a dificultades cognitivas, sensoriales y motoras. Hoy se hace necesario no sólo aprovechar las ventajas de las TIC sino que adaptar oportunamente los contenidos de un currículum homogéneo para proporcionar escenarios de aprendizaje que atiendan las múltiples capacidades y diversidades funcionales de niños, niñas y jóvenes.
Si bien esta crisis muestra tensiones presentes en el sistema escolar evidenciando múltiples exclusiones, simultáneamente está generando espacios para hablar de educación inclusiva, derecho que demanda un cambio cultural y la transformación de la organización educativa. La experiencia educativa vía remota durante esta pandemia puede convertirse en una oportunidad para dejar atrás guías pre-armadas de contenidos desconectados del contexto y aprender-haciendo lo que significa enseñar sin barreras.