Vecinos del barrio San Borja presentaron una querella por maltrato animal en contra de efectivos de Carabineros de Chile, luego de la muerte de sus dos mascotas. Su abogado aseguró que tienen pruebas de que el gas lacrimógeno utilizado en el sector tras el estallido social sería el responsable de sus fallecimientos.
Según la acción judicial, las perritas Polilla y Clio solían pasear con sus humanos por el parque San Borja dos veces al día, donde era habitual que ambas comieran pasto.
Ambas mascotas de 13 años de edad se encontraban en buen estado de salud hasta que en noviembre las dos comenzaron a deteriorarse. El 8 de ese mes, Polilla presentó gastroenteririts hemorrágica; mientras que dos días después Clio tuvo una pancreatitis.
El estado de ésta última era el más grave, manteniéndose internada en la Clínica Veterinaria Macul hasta el 14 de noviembre, día en que murió por un paro cardiorrespiratorio.
La otra perrita, Polilla, también comenzó a mostrar los mismos síntomas de pancreatitis a los días después, por lo que se tomó la decisión de eutanasiarla el 27 de noviembre ya que no mejoraba y presentaba un cuadro severo de descompensación.
Por consejo de los veterinarios tratantes, a Clio se le practicaron exámenes post mortem, como también se analizaron muestras de pasto del barrio San Borja para indagar si es que la exposición a los gases lacrimógenos utilizados por Carabineros en el sector tras el estallido social tenían algo que ver con la enfermedad que le quitó la vida.
“En lo que respecta al Informe Toxicológico, para este se realizan pruebas con muestras hepáticas de Clio y un ensayo de toxicidad aguda por ingesta de pasto con ratas de laboratorio, a las cuales posteriormente a su muerte, se analizan sus tejidos hepáticos. En este contexto, parte del informe toxicólico de analítica del material lacrimógeno de can Clio folio nº96/141119, realizado por Vetlab de fecha 05 de diciembre de 2019, concluye que, entre otros resultados, ‘La presencia del analito en estudio, tanto en el control como en la muestra, confirma la exposición/intoxicación del paciente con agentes lacrimógenos del grupo funcional cloroacetofenonas como xenobiótico””, se lee en la querella.
Por ello, se concluyó que Clio murió intoxicada por la exposición a agentes lacrimógenos, y se presume que Polilla corrió la misma suerte.
La acción judicial, que busca perseguir a los funcionarios de Carabineros que utilizaron gases lacrimógenos en el sector, fue presentada este mes y el Séptimo Tribunal de Garantía de Santiago la declaró admisible el pasado 20 de febrero.
Hay más casos
Cristián Apiolaza, abogado de la Defensoría de Derechos Animales, es el profesional patrocinante de la acción judicial.
En conversación con BioBioChile, contó que Polilla y Clio eran de una pareja que vivía en un departamento ubicado en el sector de San Borja y que por el momento no conocen otros casos de perros que hayan muerto, pero sí de algunos que tuvieron enfermedades gastrointestinales.
“A fines de diciembre nos contactan unas personas vecinas del sector de la ‘zona cero’, específicamente en un edificio que está cerca del Parque San Borja y del monumento a los mártires de Carabineros y nos cuentan que sus dos perritas habían fallecido a propósito de los gases lacrimógenos. Nosotros les preguntamos cómo habían llegado a esa conclusión y nos dicen que tiene pruebas“, señaló.
El profesional indicó que la pareja encargó “algunas pruebas en laboratorio, no solamente de tejido, sino que hay un informe toxicológico que permite determinar que el tejido de una de las perritas que se murió habían agentes lacrimógenos y también hicieron pruebas de los cartuchos de lagrimógenas”.
“Las mismas personas y otros vecinos ayudaron a recoger cartuchos de las lacrimógenas que estaban esparcidos en el sector y también se hicieron pruebas toxicológicas de los cartuchos y se llegó a la conclusión de que eran los mismos componentes que generaron esta intoxicación y que terminó, concluyen, en la muerte de estas dos perritas”, aseveró.
El abogado insistió en que las dos mascotas eran revisadas en forma permanente y que no tenían una enfermedad antes de lo ocurrido, lo que refuerza la teoría de que son los gases lacrimógenos los que les provocaron la muerte.
“En el Parque San Borja aparte de jugar también comían pasto. También se hace un informe toxicológico del pasto y el informe concluye que el pasto también tiene agentes lacrimógenos. Por eso ahí se hace la triangulación entre el tejido de la perrita, el pasto y el examen que se le hace a los cartuchos de lacrimógenas que se recogieron”, expresó.
“Hay harto sustento para que uno pudiera decir que efectivamente los perros murieron a propósito de esto”, cerró el profesional.
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