A raíz de una investigación académica publicada el 11 de febrero que da cuenta de la reducción en un 23% en la venta de bebidas azucaradas durante los últimos dos años en Chile, The Guardian, un importante medio británico, destacó la política de sellos nacional, describiéndola como “los controles más estrictos del mundo sobre promoción de bebidas azucaradas”.
“En lugar de un impuesto al azúcar, que el Reino Unido y otros países han optado imponer, Chile ha prohibido las ventas en las escuelas y ha adoptado estrictas etiquetas en blanco y negro destinadas a advertir y educar a las familias sobre los peligros para la salud de la comida chatarra y las bebidas para sus hijos”, sentencia el medio.
En Reino Unido existe una política de “sellos semáforos”, que puede otorgar una etiqueta roja para el azúcar, pero también verde para el contenido de fruta, por lo que la medida chilenas sobre etiquetado es novedosa y llamativa.
La “Ley de Etiquetado y Publicidad de Alimentos” chilena entró en vigencia en 2016, restringiendo también la comercialización a los niños de dichos alimentos y bebidas con sellos, prohibiendo la venta en colegios.
Por ese entonces, Chile era el país número uno en consumo de bebidas azucaradas por persona, superando a cualquier otro país del mundo, lo que generaba, entre otros problemas, diabetes tipo 2 en la población.
La investigación
El estudio se titula “Una evaluación de la Ley de Etiquetado y Publicidad de Alimentos de Chile sobre las compras de bebidas azucaradas de 2015 a 2017: un estudio de antes y después” y fue publicado por investigadores de la Escuela de Salud Pública Global Chapel Hill Gillings de la Universidad de Carolina del Norte.
El texto, publicado en la revista Plos Medicine, señala que las compras de bebidas azucaradas cayeron un 23,7% durante la primera etapa de la implementación de la ley, siendo los mayores cambios en el consumo de bebidas frutales endulzadas y bebidas lácteas, también endulzadas.
“La regulación incluye los límites más estrictos del mundo sobre cómo y dónde las compañías de alimentos pueden anunciar comida chatarra a los niños. Las reducciones que observamos en las compras de bebidas azucaradas fueron notablemente mayores que las observadas después de la implementación de políticas independientes, como un impuesto a las bebidas azucaradas, en otras partes de América Latina”, señaló Lindsey Smith Taillie, profesora asistente de nutrición en Gillings y también autora de la investigación.
Asimismo, agregó que “los límites de los niveles aceptables de azúcar, sal y grasa han disminuido constantemente a medida que se introdujeron fases más estrictas de las reglamentaciones. Al final de dos años, la cantidad permitida de azúcar en los alimentos sin etiqueta de advertencia caerá de 22.5 g por 100 g a 10 g por 100 g. La sal se reducirá a la mitad de 800 mg a 400 mg por 100 g”.
Por su parte, Barry Popkin, quien también comparte autoría en la investigación y además es profesor de nutrición en Gillings, señaló que se hicieron “grupos focales con madres de bajos y medianos ingresos y decían que sus hijos iban a casa y les decían que compraran cosas sin etiquetas de advertencia”.
“Es la primera intervención que hemos visto que muestra potencial para cambiar las normas alimentarias. Creo que muchos países van a ver esto, porque es muy impactante”, aseguró.
Mientras tanto, Taillie explicó que “Lo sorprendente de las regulaciones chilenas es cuánto han influido ya en la política alimentaria internacional”, agregando que “al menos una docena de países han utilizado directamente las políticas de Chile y los resultados de la evaluación para desarrollar e informar políticas similares”.
“Esperamos que entre cinco y 10 años, una mayor parte del mundo sea como Chile en lo que respecta a poner sistemas de etiquetado más claros en los paquetes de alimentos y bebidas para decirle a la gente qué productos no son saludables”, sostuvo.
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