Pero a diferencia de lo que muchos podrían pensar, ese no fue el día más feliz de su vida, al contrario. Según reveló posteriormente la actriz, trató de verse feliz esa noche, pero en realidad no lo estaba.
En una entrevista con el diario inglés The Guardian, en 2016, la artista de 37 años, se sinceró al respecto. “Es algo obvio, ganas un Óscar y se supone que tienes que estar feliz, pero no me sentía así”, dijo.
También aseguró que estaba “muy incómoda” en su discurso de agradecimiento, pero que se sintió obligada a aparecer en el evento.
“Perdí la cabeza haciendo esa película y no había vuelto todavía. Entonces tuve que pararme frente a la gente y sentir algo que no sentía, que era una felicidad sin complicaciones”, aseguró a la publicación británica, haciendo referencia a su personaje, una joven madre que se ve obligada a vender su cabello, dientes y cuerpo para poder enviar dinero para su hija.
De hecho, su rol la provocó un conflicto interno profundo, especialmente porque ese día llevó un vestido de alta costura de Prada y un collar de diamantes de 10 millones de dólares.
“Me sentí mal porque estaba parada allí con un vestido que cuesta más de lo que algunas personas van a ver en su vida, y ganar un premio por retratar un dolor que todavía se siente parte de nuestras experiencias colectivas como seres humanos”, dijo.
Recordemos que la aparición de Anne fue duramente criticada por los medios de la época y muchos se mostraban escépticos sobre la sinceridad de sus palabras y aseguraban que su discurso había sido aprendido, debido a lo cual comenzó a viralizarse el termino “Hathahater” en las redes sociales.
“Traté de fingir que estaba feliz y me criticaron por ello… y mucho”, reconoció. “Esa es la verdad y eso es que pasó. Apesta. Pero lo que aprendes de eso es que solo sientes que puedes morir de vergüenza, porque en realidad no pasa nada”, finalizó.
Fuente: BioBioChile.cl