Miles de turistas disponen de 48 horas para abandonar las zonas turísticas de la costa sudeste de Australia antes de la llegada el sábado de una nueva ola de calor que avivará la progresión de los incendios que asolan el país.
Estos incendios fuera de control provocaron la muerte de al menos a ocho personas en 48 horas y redujeron a cenizas cientos de hectáreas de matorrales en el primer día del año. Muchos turistas están bloqueados en ciudades costeras rodeadas por las llamas.
El servicio de bomberos de Nueva Gales del Sur ha pedido a los turistas que abandonen una zona costera de 200 kilómetros de largo desde la pintoresca ciudad de Batemans Bay (a unos 300 km al sur de Sídney) hacia el sur y el estado de Victoria.
Los visitantes deben partir antes del sábado, que se espera sea un día negro en el frente de incendios, con ráfagas de viento y temperaturas superiores a 40 °C.
Podría incluso ser peor que el martes, la jornada más mortífera desde el comienzo de la temporada de incendios en septiembre.
Muchos turistas pasaron dos noches aislados en zonas privadas de electricidad y comunicaciones, con pocas reservas de alimentos. Las autoridades han garantizado la seguridad de algunas carreteras precisamente para evacuarlos el martes.
La evacuación de la zona prohibida a los turistas será “la más importante jamás realizada en la región”, declaró a la cadena ABC el ministro de Transportes de Nueva Gales del Sur.
Fuera de control
El subdirector del servicio de bomberos del estado, Rob Rogers, agregó que los bomberos no son capaces de apagar ni controlar los incendios activos.
“Hay tantos incendios en esta zona que no podemos contenerlos”, declaró a ABC. “Tenemos que asegurarnos de que no quede nadie en su camino”.
Con las reservas de alimentos y combustible casi agotadas en algunas áreas, las autoridades temen que las personas se queden bloqueadas en lugares peligrosos, sobre todo porque no han podido contactar con todos los habitantes de las regiones más aisladas.
Hay cinco personas aún desaparecidas y más de 400 casas destruidas en los últimos días, un número que se espera que aumente a medida que los bomberos lleguen a las aldeas más remotas.
Se han desplegado barcos y aviones militares, además de personal de emergencia, para prestar asistencia humanitaria y evaluar los daños.
Al menos 18 personas han muerto desde el comienzo de la temporada de incendios, más de 1.000 casas han sido pasto de las llamas y 5,5 millones de hectáreas han ardido, o sea un área más grande que un país como Dinamarca u Holanda.
El gobierno del primer ministro Scott Morrison está siendo muy criticado. Morrison se fue de vacaciones a Hawái en plena crisis de los incendios en diciembre y ha reiterado su apoyo a la lucrativa pero altamente contaminante industria del carbón australiana, pese a que el calentamiento global es uno de los motivos de que esta temporada sea peor que otras.
Fuente: BioBioChile.cl