Es una historia agridulce para una de las familias de las víctimas del ataque armado en un Walmart de El Paso, Texas.
El periódico The Washington Post, ha sido de los primeros medios estadounidenses en destacarla, porque dentro de la tragedia, hay un rayo de luz. Es el elemento satinado en toda la oscuridad que un pistolero impregnó en la vida de decenas de familias.
Los protagonistas son Jordan y Andre Anchondo, junto a su hijo de tan solo dos meses. Llegaron el pasado sábado por la mañana al estacionamiento de la cadena para comprar los útiles escolares de su hija de 6 años, a quien habían dejado en sus clases de porrista.
Debían comprar, además, todo para celebrar su fiesta de cumpleaños. Las cosas que los obligaron llegar al lugar y a la hora equivocada, confabularon en su contra.
Tito Anchondo relató que la pareja invitó a toda la familia a la que se suponía sería una celebración. Todo cambio en un abrir y cerrar de ojos.
Su hermano, esposa y sobrino pasaron de los preparativos para celebrar la vida, a estar entre las víctimas del atacante que condujo su auto por 9 horas para dejar luto y desolación.
Cuando ingresaron al Walmart, los disparos se interpusieron en los planes. Con el paso de las horas, la familia Anchondo temía lo peor por sus seres queridos, ya que Jordan y Andre no respondían sus celulares. Lo que vino después fue una pesadilla completa.
Un muro humano para proteger a su bebé
La policía de El Paso fue la encargada de llevar las malas nuevas a los Anchondo. Una llamada los citaba al hospital.
Jordan, de 24 años, tenía en los brazos a su bebé, como toda madre protegiendo a su recién nacido en el lugar más seguro, a la hora en la que iniciaron los disparos.
Por la forma en la que encontraron al niño, no hubo dudas de que la mujer de 24 años, utilizó su cuerpo como la más segura fortaleza al momento de la lluvia de balas.
Cuando el número de víctimas era verificado por las autoridades, tras el infierno vivido, vieron al pequeño niño por debajo del cuerpo sin vida de su mamá. Su papá estaba herido, también sobre ellos. Fue llevado al hospital en un intento por salvar su vida.
Sin embargo, haber sido parte del muro humano para proteger a su hijo y esposa, lo dejó al borde de la muerte, la cual llegó en horas del domingo cuando sus familiares fueron notificados de su deceso. El número 22 a causa del pistolero.
El bebé tenía solo fracturas en algunos de sus dedos. Las balas no lo alcanzaron por el sacrificio y protección de su madre. Leta Jamrowski, hermana de Jordan y tía del pequeño sobreviviente, lo confirma. “Él vivió prácticamente porque ella dio su vida”.
La tía de Jordan relató a medios estadounidenses que Paul, el bebé sobreviviente, fue “sacado de debajo de su cuerpo”, la sangre de su madre todavía estaba sobre él.
“¿Cómo van los padres de compras escolares y luego mueren protegiendo a su bebé de las balas?”, dijo la mujer, identificada como Elizabeth Terry.
Jordan deja en la orfandad no solo a su recién nacido, sino a sus dos hijas de 1 y 6 años, producto de una relación anterior. Con Andre tenía un año de casada y era madre a tiempo completo mientras él atendía su negocio de autos que había emprendido con tanto esfuerzo.
Todos los planes que tenían juntos se esfumaron el pasado sábado. Tres niños se quedaron sin sus padres por culpa de la violencia, esa que las armas potencian de forma fatal en Estados Unidos.