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Colores y lamento santiaguino: Noel Gallagher dejó fuera clásico de Oasis que sí tocó en Concepción

Pasadas las 22:00 horas de la “Noche de Brujas”, Noel Gallagher irrumpió en el escenario del Velódromo del Estadio Nacional para cerrar la primera jornada de Colors Night Lights 2018, evento que ayer reunió a Jinco, Dulce y Agraz, Saiko y Foster The Peopleen un maratón musical.

La cita aconteció puntual y a un día de la histórica visita del ex Oasis a Concepción, donde el festival tuvo su primer anticipo en el Gimnasio Municipal de dicha ciudad, con un show doble que incluyó también a la banda López.

En Santiago, la expectativa no era poca: se trataba de la tercera visita de Gallagher en años consecutivos (desde 2016), sin mencionar su arribo de 2012 y las anteriores presentaciones con Oasis.

La excusa, esta vez, se llamaba Who Built the Moon?: su tercer disco solista, por lejos el más psicodélico y extravagante del catálogo y el mismo que lo llevó a ejecutar nuevas fórmulas en el estudio, ahora más cercanas a las texturas y atmósferas electrónicas que a la distorsión y cadencia de sus guitarras.

Parte de eso se escuchó en Fort Knox, el instrumental que abrió el acto (y el disco) y que presentó en escena junto a su banda completa: tres bronces, dos tecladistas, bajista, guitarrista, baterista y percusionista.

A diferencia del show en la Octava Región, el paso del mayor de los hermanos Gallagher fue notoriamente menos locuaz: al tibio saludo inicial le secundaron poquísimas intervenciones salvo su tradicional guiño futbolero, ahora sostenido bajo el argumento de maldecir con gracia a Alexis Sánchez y al Manchester United, equipo archirrival que Noel detesta (es del Manchester City).

Esta vez, la voz de The Importance Of Being Idle (no la tocó) se abocó a la música y al optimismo, un detalle para nada antojadizo en su hoja de ruta. Parte de eso trasciende al setlist de la gira, que incluyó Holy Mountain, Keep on Reaching, It’s a Beautiful World y She Taught Me How to Fly (de su último disco), y What a Life! y The Right Stuff, entre otras de sus álbumes anteriores.

Noel Gallagher en el Velódromo del Estadio Nacional | Colors Night Lights |  Ignacio Orrego
Noel Gallagher en el Velódromo del Estadio Nacional | Colors Night Lights | Ignacio Orrego

Para los fans de Oasis, la mayoría anoche en el Velódromo, el músico reservó canciones que viene tocando en solitario desde la disolución del grupo, como Wonderwall y Don’t Look Back in Anger, ambas en arreglos acústicos que funcionaron como karaoke, pero también otras menos cotizadas de la bodega de hits como Whatever y Go Let It Out, las verdaderas postales del concierto, donde la nostalgia y la melancolía por el aplazadísimo regreso de Oasis (que cada año es un nuevo fake news) se hizo coro y lamento entre la multitud del Colors Night Lights.

De su alma máter también tocó Half the World Away Little by Little. Sin embargo, la esperanza oculta entre quienes estuvieron al tanto del recital en Concepción no fue satisfecha: Supersonic, la que todos esperaban, la histórica del Definitely Maybe de 1994 que sonó en la voz de Noel en el Gimnasio Municipal el jueves pasado, no se escuchó nunca.

Para el cierre, el plan original se mantuvo intacto. Noel, con el brazo derecho en la frente como en el saludo de los marinos, selló su despedida con una versión de All You Need Is Love, el clásico de The Beatles, canción colorida y psicotrópica que bien podría definir el actual momento del inglés, el más distinto de los últimos presentados en Chile, con la cara y la guitarra mirando al caleidoscopio y las pistas de baile y lanzando al mundo mensajes de amor en lugar de las ironías filosas y atractivas a las que nos tenía acostumbrados.

Fuente: BioBioChile

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