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Joven padre estuvo cerca de morir por culpa de su hábito de “comerse” las uñas

Morder, masticar y humedecer las uñas es un mal hábito que millones de personas tienen. Esta costumbre se conoce como onicofagia y es considerada como un trastorno emocional y conductual cuando es efectuada constantemente. De la misma forma, esta práctica no sólo afecta psicológica y estéticamente a quien la realiza, sino que también puede comprometer su salud física.

Así le sucedió a Luke Hanoman, un joven de 28 años que estuvo a punto de dejar a sus dos hijos (de 6 y 5 años) huérfanos por culpa de este mal hábito. Tal como reconoció el británico en el portal Mirror, él solía morderse las uñas y la piel aledaña todos los días, como suelen hacerlo muchas personas.

Luke y su hijo | Facebook
Luke y su hijo | Facebook

Sin embargo, un día viernes de julio del año pasado, tras pasar horas con las uñas en la boca mientras trabajaba, Hanoman comenzó a sentirse mal. “Solía ​​morderme las uñas todo el tiempo. Era algo nervioso. Y un día mordí la piel por el costado de mi uña”, contó el joven en el sitio inglés.

Luego empezó a experimentar síntomas similares a los de una gripe que terminaron por inhabilitarlo de su trabajo. “Tenía sudores fríos, estaba temblando y luego tenía la piel caliente. Después mi dedo comenzó a hincharse”, recordó el hombre, a quien su jefe le otorgó el resto del día libre para poder descansar.

No obstante, lo malestares no permitieron que Luke pudiera dormir durante la noche. “Mi madre vino a verme y me preguntó cómo estaba. Le dije que no me sentía bien y ella me dijo que no me veía bien”, contó.

Fue su mamá quien optó por llamar a emergencias y, al describir los síntomas, los paramédicos le dijeron que debía llegar a un recinto médico de forma urgente. “Mi mamá me llevó corriendo al hospital. Lo siguiente que supe es que estaba en una camilla con un suero en el brazo”, dijo Luke, quien fue internado en el Hospital de Southport (Inglaterra).

Luke Hanoman | Mirror
Luke Hanoman | Mirror

En el lugar le diagnosticaron sepsis, diagnóstico que lo tuvo hospitalizado por cuatro días y consumiendo antibióticos. “Me dijeron que tenía suerte de estar vivo”, dijo.

Luke tenía líneas rojas en todo el cuerpo y una fiebre muy alta. “Estuve en observación las 24 horas de cada día con dos sueros conectados a mis brazos. Me dijeron que tuve suerte, porque estaba cerca del shock séptico”, admitió.

Los médicos lograron dar con el responsable de su padecimiento: una infección entre la uña y la piel de uno de sus dedos el cual solía morder por años. “Presionaron la infección en mi dedo y salió todo el pus. Nunca había visto tanto pus”, recordó. “Fue bastante aterrador”, agregó.

“Los doctores y las enfermeras fueron realmente buenos. No me dijeron lo malo que era porque creo que intentaban no preocuparme demasiado”, dijo y explicó que, cuando mejoró, recién le advirtieron de los peligros que vivió en el recinto.

Finalmente, Luke reconoció que antes no sabía lo que era una sepsis y que confundió sus síntomas con los de una gripe.

Al respecto, la doctora Shamir Patel detalló en el portal que “quitar la piel alrededor de las uñas puede dejar heridas abiertas que pueden infectarse rápidamente”. “Parece una historia de terror médica, pero es un hecho que la sepsis y otras infecciones pueden ser causadas por alguien que mordisquea la piel inadvertidamente”, dijo.

“Cualquiera que tenga la costumbre de morderse las uñas debe conocer los riesgos involucrados y hacer todo lo posible para detenerlo”, explicó la experta.

Respecto a la sepsis, esta es una enfermedad muy grave que es conocida como “el asesino silencioso”. El portal médico Medline Plusseñala: “Ocurre cuando el cuerpo tiene una abrumadora respuesta inmunitaria a una infección bacteriana. Las sustancias químicas liberadas a la sangre para combatir la infección desencadenan una inflamación generalizada, lo que conduce a la formación de coágulos de sangre y la filtración de vasos sanguíneos”.

El citado medio agrega: “Esto causa un pobre flujo sanguíneo, lo que priva a los órganos de nutrientes y oxígeno. En los casos más serios, uno o más órganos puede fallar. En el peor de los casos, la presión arterial baja y el corazón se debilita, lo que lleva a un shock séptico.“.

En tanto, sus síntomas son fiebre, escalofríos, respiración rápida y ritmo cardíaco acelerado, sarpullido, confusión y desorientación.

Fuente: BioBioChile

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