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Familia Fajardo invita a Minga Alegre para salvar su histórica viña copiapina

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Contar con la ayuda de la mayor cantidad de personas posible es lo que pide una de las tradicionales familias del Pueblo de San Fernando, Los Fajardo, para recuperar la viña, hoy patrimonio de copiapinos y atacameños, que se vio fuertemente afectada tras los aluviones del pasado 25 de marzo.

La Viña ubicada en el callejón El Inca 795 comuna de Copiapó, tercera región de Atacama, es uno de  los pocos pulmones verdes que quedan en Copiapó, capital regional de uno de los desiertos más áridos del mundo.

“Los muro son de hormigón armado con rieles y los vecinos en su afán de proteger sus casas horas antes del aluvión sin previo aviso contrataron retroexcavadoras para poder echar abajo los muros que protegían la viña y abrieron los portones de la viña dando paso a un río de lodo que inundo absolutamente todo;  sepultando animales vivos, quebrando chuicas y pipas, anegando bodegas y contenedores, llevándose el tractor y la camioneta fuera de la propiedad y trayendo enseres de otras personas ( refrigerador, estufas cocinas lavadoras, etc). Mi madre, en su afán de proteger a los perros se cayó a un contenedor de cemento vacío de 2 metros de alto golpeándose duramente su cabeza salvándose de milagro pero con secuelas. Mis tías con sus casas inundadas fueron arrastradas por el lodo pero sobrevivieron”, relata Fernanda Véliz Fajardo, una de las nietas del fundador de la viña don Celestino.

Una vivencia cruda como la que muchos debieron enfrentar durante la emergencia, pero esta familia tiene la firme convicción de levantarse y para ello piden el apoyo de copiapinos y copiapinas, a quienes invitan a participar en la Minga Alegre Juntos Salvemos la Viña Fajardo que se realizará los próximos sábado 29 y domingo 30 de Agosto desde las 09:00 horas.”Más que nunca necesitamos el apoyo de la comunidad, como familia no contamos con los recursos para poder rescatarlos solos, ha sido una pérdida total de la producción, herramientas y animales. Solo contamos con una carretilla, y necesitamos que puedan venir con herramientas para que nos puedan ayudar. Por eso, les pedimos a las personas que ya no estén usando las carretillas y palas puedan donarlas”, añadió

La Viña Fajardo, es última viña dentro del cono urbano, con 10 hectáreas de diversos árboles frutales y parronales que fueron invadidos por toneladas de barro producto de los aluviones del pasado 25 de marzo.  Paltos, damascos, nogales, perales, limoneros, naranjos, olivos, chañares, entre otros que, al no tener agua hoy se encuentran en estado crítico. En la viña, que es orgánica y artesanal se respetan los ritmos naturales de maduración de la uva “y a esa fecha, en contraste con la uva de mesa que se exporta en el valle, recién nos estábamos preparando para recolectar y dar inicio a la vendimia. La pérdida de la producción fue total, ya que era imposible siquiera  transitar por la viña. A la fecha hay cientos de arboles y parronales con 140 cm de barro, día a día mueren más es por ello que estando contra el tiempo necesitamos que nos ayuden a hacer tazas para poder regar los arboles y salvarlos”, sostuvo.

Una Viña Histórica

“Hace 72 años mi abuelo compró las 10 hectáreas, era un sitio eriazo que con mucho esfuerzo limpió y plantó. Durante toda su vida junto a mi abuelita trabajaron de sol a sol para poder tener un vergel. En conjunto a su trabajo como maquinista del ferrocarril trabajo arduamente para poder construir él mismo su casa, canales y pozos que alimentarían la viña”, relata Fernanda.

Don Celestino Fajardo, marcó o sólo el Pueblo de San Fernando, sino que a varias generaciones de copiapinos y atacameños, encantados con sus vinos, “Mi abuelo fue aquejado durante 5 años de cáncer gástrico hasta que  falleció en la Viña a los 92 años. Mi abuelita sigue a sus 86 años luchando día a día por recuperar el esfuerzo de toda su vida. Se arremanga todos los días intentando salvar sus plantas, su hogar. Ésta es nuestra historia, nuestras raíces, una viña que por 70 años ha albergado un sinfín de historias y visitantes, es parte del pueblo, de la vida del copiapino, no solo el último lugar en donde aun se produce de forma artesanal el vino añejo, tinto, blanco y chicha”, valoró Veliz Fajardo.

Sin dudas, esta Viña es un lugar donde el tiempo se detiene y donde se escucha al cliente, donde “se degusta a gusto” y se conversa, se comparten historias a la sombras de paltos. La esencia de la viña es compartir lo nuestro. Donde el reciclaje impera, reutilizando botellas de vidrio y de plástico con la venta a granel, en donde el servicio es pausado y con tiempo.

“Mi abuelo con mucho amor fue plantando cada uno de los árboles y en cada persona asidua a su conversa el respeto a la tierra. No podemos permitir que todo quede sepultado en barro, debemos levantarnos como siempre los atacameños lo han hecho, en contra de todas las adversidades porque la vida del desierto es dura. Mi abuela, estoica entre los escombros nos da energía para seguir pero sabemos que solos no podemos;  necesitamos ayuda ,es  mi deber de nieta golpear cada puerta para pedir ayuda,  el esfuerzo de mis abuelos fue muy grande para desperdiciarlo”, concluyó.

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